El danés tuvo que mezclar ciclismo y trabajo

El increíble viaje de Vingegaard: de trabajar en una fábrica de conservas a ser maillot amarillo del Tour

Jonas Vingegaard es una de las grandes sorpresas del Tour de Francia: hace dos años trabaja en una conservera y hoy lucha por el maillot amarillo

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vingegaard
En apenas dos años le ha cambiado la vida a Vingegaard.

Sin lugar a dudas uno de los nombres de esto últimos días es Jonas Vingegaard, el actual líder de la clasificación general del Tour de Francia que está dando la sorpresa en la travesía gala. De familia muy humilde, hasta hace tres años el danés trabajaba en un fábrica de conservas. Hoy es protagonista del torneo más prestigioso de las dos ruedas tras protagonizar una undécima etapa, de montaña, en la que dio un golpe a uno de los grandes favoritos, Tadej Pogacar, y vestirse con el maillot amarillo.

El ciclista de Jumbo Visma es una de las sensaciones de esta edición del Tour de Francia por su excepcional trayectoria hasta el momento. Fue en la undécima etapa cuando terminó de sorprender a todos con su físico y coraje en una gesta al alcance de muy pocos. Vingegaard desbancó del liderato a Tadej Pogacar tras superarlo a poco más de cuatro kilómetros para llegar a la meta en el Col du Granon Serre Chevalier, uno de los puertos más complejos y duros.

Fueron dos minutos y 22 segundos lo que logró sacar el danés a Pogacar para ponerse por primera vez durante todo el Tour el maillot amarillo. Vingegaard estaba excelso al subirse, con un claro gesto de alegría que reflejaba todo el esfuerzo y sacrificio que entregó para estar donde está hoy. Y es que hace poco más de dos años, el ciclista de Jumbo alternaba los entrenamientos con su equipo con otro trabajo en un fábrica de conservas de pescado. El danés proviene de una familia muy humilde y éste éxito va más allá de esto.

«Sé lo que es trabajar duro y eso me ayuda en la bicicleta. Trabajaba medio día en la conservera y luego me entrenaba el resto del día. En mi tiempo libre iba a las carreras», explicaba el propio danés, que por la mañana estaba a media jornada limpiando pescado y por la tarde se ponía el otro mano de trabajo para subirse a la bicicleta y entrenar, algo que le fortaleció y le mostró disciplina.

Vingegaard reconoció hace días que su equipo y él tenían «un plan» para desbancar a Pogacar del maillot amarillo, y funcionó: «Teníamos un plan de salida, queríamos hacer la carrera muy dura, pensamos que eso jugaría a nuestro favor y de Primoz. Tomé tiempo, mucho, pero no habría podido hacerlo sin mis compañeros. En el Galibier, Pogacar estaba muy fuerte, es un corredor muy grande, seguramente el mejor del mundo. Arrebatarle el maillot amarillo… es impensable. Lo que me espero es que hará todo lo posible para recuperarlo».

«Me cuesta asimilarlo, es realmente increíble, siempre soñé con ganar una etapa en el Tour. ¡Y además tengo el maillot amarillo!», decía pletórico tras ganar la undécima etapa Vingegaard, que sólo tenía palabras de agradecimientos para sus compañeros, especialmente a Roglic: «Sobre todo a Primoz, que se comportó de forma muy generosa».

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